Teatro virtual: Un camino que surge de la necesidad de seguir aprendiendo y produciendo teatro.

Escrito por Santiago E. Artus

La semana pasada tuvo lugar en la Escuela Maldonado de Arte Escénico el examen de Arte Escénico de cuarto año, materia a cargo del docente Sebastián Barrios. Fue la primer muestra de esta materia que se hizo a través de una plataforma virtual en EMAE. El examen de Damián Epez, Lucila Macarena, Giuliana Patrón y Valeria Pérez, tuvo como punto de partida y como uno de los límites, cuatro monólogos extraídos de textos escritos por el dramaturgo hispano-argentino Rodrigo García, además de contar con el apoyo del equipo docente de EMAE.

El examen que tuvo calidad de espectáculo virtual, nos invita a revisar lo que entendemos por teatro, como lo hacen otras tantas producciones que toman un rumbo distinto al acontecimiento teatral tradicional. Según Jorge Dubatti el acontecimiento del teatro está conformado por tres subacontecimientos: convivio (encuentro presente entre artistas, técnicos y espectadores en un mismo lugar), expectación y poíesis (elaboración artística, producción de una poética). En el caso de este examen-espectáculo de EMAE, el convivio es suplantado por el tecnovivio (encuentro intermediado por la tecnología), dado que la presencia en un mismo territorio por espectadores y artistas no tiene lugar (se da una desterritorialización) pero aun así hay un encuentro virtual en tiempo real.[1]

En grandes rasgos, el espectáculo cumple con todas las características que una función teatral promedio pueda tener: El público ingresa a la reunión, una música ambiente empieza a construir una atmósfera, silencio, expectación, los personajes comienzan a aparecer y experimentamos un acontecimiento teatral, somos guiados a través de una experiencia estética generada y ordenada por el equipo. Cuatro personajes atraviesan situaciones dramáticas, generando una poética, en acción, interactuando desde un comportamiento investigado, con utilería, en armonía con su vestuario, su maquillaje y la despojada escenografía. Además, toman lugar nuevos desafíos a resolver por el equipo, por ejemplo: estudio y manejo de la herramienta tecnológica, logrando generar un espacio virtual en tiempo real con una atmósfera particular, en la cual también se tuvo en cuenta exigirles a los espectadores mantener las cámaras encendidas para que el vínculo del espectador con el acontecimiento sea más fuerte y además forme parte de la poética (dado que los espectadores forman parte del campo visual). También hay decisiones artísticas sobre la forma en que los intervalos entre monólogos se suceden, lo cual correspondería al área de montaje-edición.

Sin duda, atravesamos una experiencia muy distinta del acontecimiento teatral convencional. Pero claramente esto no es nada nuevo, dado que el mundo teatral ha multiplicado y diversificado su forma de producción, sus lenguajes posibles y sus herramientas tecnológicas, de manera exponencial tan solo en el último siglo. Lo interesante de tener en cuenta aquí es que las reglas de juego del teatro siempre han cambiado, dadas sus características de arte vivo y en constante interacción con su entorno, por necesidad estética o por pura supervivencia. De hecho, son tantos y tan diversos los acontecimientos teatrales, que sería muy difícil generar parámetros que abarquen todo el campo teatral. Como dice Dubatti, sería necesario, si queremos establecer un posicionamiento crítico frente a las diferentes poéticas, generar un sistema de medición distinto para cada uno de los diferentes acontecimientos, dadas sus inigualables características.

Este ejemplo, entre seguramente muchísimos otros en este 2020, demuestra que es posible continuar con el aprendizaje y la creación teatral de frente a la virtualidad. Entendiendo el enfrentarse como el abordaje a una dificultad presentada sin eludirla y entendiendo la virtualidad no como enemiga del teatro sino como una herramienta más para expandir sus límites. En última instancia, si hay algo que deja en evidencia este teatro virtual, es la necesidad por el convivio y por el encuentro presente con el Teatro.[2]

[1] Dubatti, J. (2015). Convivio y tecnovivio: el teatro entre infancia y babelismo. Revista Colombiana de las Artes Escénicas, 9, 44-54.

[2] Para profundizar sobre las problemáticas, los desafíos y las posibles respuestas que el acontecimiento de la pandemia ha generado en la crítica teatral véase “La Crítica Teatral en Cuarentena” https://www.youtube.com/watch?v=K9RJDu0dkB0&t=919s coordinado por Damián Pérez, donde conversan Jorge Dubatti, Leonardo Flamia y Carlos Fos. Encuentro que forma parte del ciclo «El virus de la transmedialidad» llevado adelante por el CIDDAE del Teatro Solís.

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