Teatro | Crítica de «Shejitá»
El anhelo de una carneada que vuelva a salpicar con sangre sus delantales.
El recuerdo de una mancha de café que vuelve a amargar sus vidas.
Mientras esperas en la sala para que la función comience, estás conviviendo con la familia, en una noche más de descanso en su rancho. Mientras escuchas los bramidos de vaca, pareciera que la familia escucha los grillos de una noche silenciosa en el campo, como cualquier otra. A su vez, el cielo comienza a amanecer entre grises, rosados y celestes; no sé si luego de una gran tormenta, o de una tormenta que se viene.
El escenario presenta una escenografía característicamente plástica, con un galpón, árboles y vacas que rodean la casa de familia de campo. Dentro del rancho hay una humilde cocina-comedor, sencilla, con humedad en las paredes. Durante la obra te preguntas los motivos de las manchas de humedad, y en el transcurso, te respondes que quizás son las manchas de café que continúan en el galpón, que se reproducen en su casa, manchando también sus vidas.
Las energías de los personajes demuestran que viven en una tormenta constante, parece que el cielo nunca deja de llover, y que sus vidas tampoco. El agua que cae en el escenario -característica destacable de la puesta en escena- cae también en las mejillas de la abuela, madre y nieta. Tres generaciones de campo que sufren una ausencia, tres mujeres que no pueden lidiar con sus vidas en el campo. Un hombre que falta y un hombre que quiere entrar en la familia.
La nieta (Clara), enfrenta la vida desde un lugar distinto al de su madre y abuela, aspecto que las desilusiona y enorgullece respectivamente. Clara observa la vida de sus ancestras desde un lugar crítico, en el cual no quiere quedarse. La afirmación de la abuela “yo soy del campo y acá me quedo” pareciera que ya no le resuena a la nieta.
La obra demuestra sin ocultamiento el deterioro de una familia de campo que se desvanece reafirmando los roles sociales que no dejan que tres mujeres continúen con sus vidas. Tres mujeres fuertes que enfrentan su realidad entre tortas fritas, alcohol y el anhelo de una carneada que vuelva a salpicar con sangre sus delantales.
La “Shejitá» es un ritual de la tradición judía que mata animales para que pueda ser considerado alimento. Durante la obra, la carneada va a ser una acción que no sólo quita la vida de un animal para ser alimento, sino que también “quita otras vidas». El anhelo de la carenada es la necesidad de que el campo vuelva a sus raíces, y también, la necesidad de tener un plato de comida sobre la mesa.
El alquiler de un galpón para poder subsistir se convierte en un conflicto y secreto. La nieta, que quiere escapar de esa realidad, descubre secretos que hace que decididamente quiera huir de su casa.
La canción que se escucha al final “Zamba por vos” de Alfredo Zitarrosa, resuena en la vida del hombre que quiere entrar a la familia; ve que Clara se fue sin decir por qué, que ya no la tiene que esperar más, que la flor que ama ya no tiene perfume y se marchitó. Los mandatos sociales le quitaron el perfume y la marchitaron; Clarita se fue a buscar su propio perfume, necesitando que su flor reviva.
Sobre la producción
La compañía Implosivo Artes Escénicas nos trae nuevamente una propuesta innovadora, donde la puesta en escena está constantemente en diálogo con las composiciones actorales que muestran ser marionetas dentro de esa maqueta plástica. Acentos y movimientos bruscos del cuerpo que reafirman su tradición y modo de vida; formas particulares de expresarse y moverse por el espacio que hacen a la identidad de esa familia y su pueblo.
La directora general Ximena Echevarría afirma que “para crear el universo Shejita creamos un código de actuación particular, un lenguaje en donde se toma el trabajo de las marionetas para complementar esa gran maqueta que es la escenografía, una maqueta de campo en donde creamos un lenguaje para romper al espectador y que la historia llegue desde un lugar mucho más profundo“.
Los actores y actrices abordaron un código de actuación particular, cuerpos fragmentados, articulados, con gestos enormes y repetitivos que generan un concepto concreto dentro del concepto global Shejitá.
Shejitá se presentó en el Auditorio Nelly Goitiño del SODRE 15 al 21 de febrero luego de tener dos funciones en marzo del 2020 previo a la pandemia. Vivieron meses pausados, con reestrenos suspendidos por la emergencia sanitaria e imprevistos técnicos. Luego de casi un año volvieron con más fuerza que nunca, resistiendo, presentando durante una semana esta obra de resistencia, con el siguiente equipo de trabajo:
- Dramaturgia: Analía Torres
- Dirección general: Ximena Echevarría
- Elenco: Jessica Yaniero, Sofía Ferreira, Mariella Chiossoni, Germán Weinberg y Joaquín Rojas
- Dirección de arte: Paula Villalba
- Escenografía: Bruno Torres
- Vestuario: Sofía Beceiro
- Iluminación: Alfonsina Fernández y Darío Perez
- Audiovisual, gráfica y redes: María Victoria Parada
- Sonido: Nicolás Álvarez
- Coach de actores: Catalina Navajas
- Producción: Bruno Acevedo
Escrita por: Federico Sánchez Toniotti