INSTALACIÓN | Crítica sobre SHRINK de Lawrence Malstaf

CUERPOS QUE SUENAN

Escrito por Sofía Sartorio


Foto: http://lawrencemalstaf.com/_work/shrink.html

 

Shrink (encogimiento) es una obra del artista belga, Lawrence Malstaf,  creada en el año 1995, que ha vuelto a cobrar un gran impacto e interés en los tiempos del Coronavirus. Esta obra, desde su creación, se ha presentado en muchos museos y festivales de arte, también en un desfile de modas de Iris Van Herpen y anteriormente en un proyecto de Kirsten Delholm. 

Su trabajo consiste en dos grandes láminas de plástico transparentes y un dispositivo que gradualmente aspira el aire  entre ellas, dejando el cuerpo empacado al vacío y suspendido. El tubo transparente insertado entre las dos superficies permite a la persona dentro de la instalación regular el flujo de aire.

http://lawrencemalstaf.com/_work/shrink.html

Cuerpos apretados, vacíos, pero cuerpos que suenan. ¿Cómo suenan? En silencio o bulliciosos, es sorprendente cómo supuestamente se encuentran inmóviles y suspendidos, ¿Cuánto tiempo puede una persona perdurar así? ¿Qué estado mental y emocional tiene que mantener para que su cuerpo esté presente? 

Esta instalación nos remite a pensar el individuo como objeto, el ser humano como producto de compra, “envasado al vacío” , comprimido de todos sus deseos animales y sus sensibilidades, silenciado. Nos lleva a pensar en los momentos en los que el ser humano se aleja de sus emociones y se dispone a funcionar como máquina, automatizado por la rutina, ausente y pasivo, se vende como producto, como un equipo que funciona alejado de sus pulsiones naturales. ¿Es posible restringirnos de nuestros deseos y anhelos para ser funcionales? En ese sentido, se podría pensar que los cuerpos  presentan  la muerte como un estado mental, cuando solo el cuerpo está presente en estado público pero no tiene pulsiones de vida, deseos, anhelos, contradicciones, está vivo pero muerto internamente. 

En otro sentido, Shrink también presenta una paradoja entre la vida y la muerte, en un primer sentido, aquello que pareciera totalmente muerto, envasado al vacío, comprimido de sus deseos, está más vivo que nunca, realizando miles de procesos mentales, emocionales y con un sistema cardiorespiratorio totalmente alerta. Cuerpos que no parecen cuerpos, que están inertes pero repletos de movimientos internos, ruidosos. Cuerpos que no se pueden mover, que simulan un estado de pasividad externo que se contradice con el bullicio interno, ¿Cuántas veces nos contradecimos? ¿Cuántas veces el bullicio interno nos lleva a quedarnos silenciosos, pasivos, inmóviles? 

El trabajo de Lawrence Malstaf está dentro de lo escénico y lo performático, tocando los límites entre lo visual y lo teatral. El simple hecho de colocar esos cuerpos tan presentes pero estáticos, hace que se creen nuevas configuraciones simbólicas y nuevas maneras de comprender el mundo. Hace que el espectador se cuestione su propio estar en el mundo, su propio cuerpo y su propio funcionamiento. 

No es casual que esta exhibición haya tomado fuerza en tiempos pandémicos, donde los individuos se sienten encerrados, aislados, solos, apartados al vacío de sí mismos y del mundo. Claramente el Coronavirus ha dejado efectos sociales, nos ha demostrado que somos una especie sensible y frágil, que dependemos de los otros para sobrevivir, y que aunque exista y se fomente, la vida no es una simple lucha por el interés personal.

 

http://lawrencemalstaf.com/_work/shrink.html

La instalación se pudo apreciar hasta el 6 de septiembre en la exhibición “Metobolic Spaces”, en el espacio cultural Le Tetris, localizado en la comuna francesa Le Havre.

 

Instagram Lawrence Malstaf: https://www.instagram.com/lawrencemalstaf/

 

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